LOS ÁNGELES. Cuando las personas que viven en calles paralelas a transitadas autopistas urbanas de Estados Unidos comenzaron a ver denso tráfico frente a sus casas hace más o menos un año, estaban desconcertados.
Pero cuando se corrió la voz de que una popular aplicación para smartphones llamada Waze enviaba muchos de esos coches a sus barrios con la finalidad de ahorrarse cinco minutos de trayecto en hora pico, se enojaron y prepararon para luchar.
Trataron de vencer a la app inventando choques o reportando tráfico en sus calles. Pero meses después, los vehículos siguen ahí.
"El tráfico es insoportable ahora. Ni siquiera se puede pasear al perro", dice Paula Hamilton, quien vive en una pequeña calle en Sherman Oaks, en Los Ángeles.
El pequeño y sinuoso camino que asciende hasta las laderas que alejaba el tráfico de Valle de San Fernando, ahora está lleno de lunes a viernes con un esmog, ruido y un auto tras otro, casi igual que la autopista Interestatal 405.
Joann Killeen, vecina de la zona, dice que recorrer 6,4 kilómetros (4 millas) hasta la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde imparte una clase de relaciones públicas, puede tomarle hasta dos horas durante las horas pico. "Las calles en el lado oeste ya no son un secreto para los locales y la gente está enojada", dijo.
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