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1.31.2015

Red mexicana de producción de metanfetaminas alcanza NY Y NJ

NUEVA YORK - La presencia de los narcos mexicanos en la Ciudad de Nueva York no es algo reciente y quedó confirmada oficialmente en 2009, cuando la Fiscalía Federal del Distrito Este de Nueva York acusó de narcotráfico trasnacional a La Federación de Sinaloa.

Fue precisamente La Federación de la que surgieron, tras su división, el cártel de Sinaloa y el cártel de los hermanos Beltrán Leyva. De los implicados en La Federación sólo falta el arresto de Ismael ‘El Mayo’ Zambada.

Generalmente, la cocaína y heroína es importada de Centro y Sudamérica, pero autoridades federales saben de la producción de metanfetaminas en zonas rurales de Nueva York y Nueva Jersey.

El Rosa comentó que en Long Island, sin especificar el área, traficantes del estado mexicano de Morelos estarían produciendo metanfetaminas en el tipo de laboratorios clandestinos que se hicieron famosos con la serie Breaking Bad.

Las autoridades federales indican que la metanfetamina en cristal proviene, comúnmente, de los cárteles mexicanos y se distribuye en redes establecidas en Nueva Jersey y Nueva York.

El Rosa conoce mejor el mercado de la cocaína. “Puedes comprar un queso (kilo) de coca por $35,000 y venderlo hasta por $50,000”, dijo.

“Los distribuidores menores comienzan con más de una onza. La cortan con aspirina y Tylenol y la revenden”, explicó. “Si quieres comprar más de medio kilo tienen que conocerte. No puedes comprar sólo una vez, esto es cada determinado tiempo, en lo que la vendes y la vuelves a necesitar. Ellos te buscan”.

Según documentos de la Fiscalía Federal del Distrito Norte de Illinois relacionados con el caso de los hermanos gemelos Pedro y Margarito Flores, socios del cártel de Sinaloa, el precio de un kilo de cocaína depende de la locación geográfica. En Guadalajara, el valor es de $18,000 pero el mismo kilo en Chicago cuesta unos $30,000.

Lo mismo sucede en el mercado callejero. El Rosa explicó que la cocaína es más barata si el comprador la recoge. “Te la pueden llevar, pero eso te va a costar”, apuntó.

La calidad es determinante en el precio del estupefaciente. El informante destacó que una onza de buena ca lidad puede costar hasta $1,300, pero “si te la quieren vender por menos de $900 mejor no la compres, es basura”.

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