Con más de 5 millones de habitantes, se trata del centro urbano más grande en la historia de Estados Unidos en declararse en quiebra, pasando ahora su administración financiera a manos de su jefe del comité de emergencia financiera, Kevyn Orr, y de un juez de bancarrotas, informó el periódico local Detroit News.
Se trata de la caída más dramática de una ciudad en el país del norte, que en el transcurso de un siglo pasó de ser un ícono del desarrollo y la producción -sobre todo de automóviles- a una urbe en decadencia, con pérdida de población, altos niveles de desempleo, y una base de problemas financieros cada vez más difíciles de manejar.
La decisión sigue a casi un mes de negociaciones, en que Orr sólo pudo lograr acuerdos con dos de sus acreedores: el Banco de América y la sociedad bancaria UBS, quienes aceptaron recibir 75 centavos por dólar sobre una deuda de 340 millones de dólares.

De hecho, RoboCop caló de tal forma en sus habitantes, que un comité ciudadano reunió más de 67.000 dólares para construir una estatua de bronce del héroe de ficción, luego de que el Municipio se negara a financiarla precisamente por sus problemas económicos.
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